Hoy vengo con una receta que menudos dolores de cabeza me ha dado. Son las rosquillas de anís que hacía mi madre, tuvimos la suerte de que mi sobrino apuntó los ingredientes, pero ¿Y el modus operandi? ¿Dónde está el modus operandi? Y en las medidas ponía taza, cuando era tacita, salió masa para parar un tren. Pues nada, ensayo y error y todo bien apuntadito por aquí para que la próxima vez todo vaya como la seda. Con esta receta creo que ya se pueden dar por finalizadas las recetas de Semana Santa ¡Vaya dos semanitas!
Ingredientes:
1 tacita de aceite (70 gr.)
2 tacitas de azúcar (140 gr.)
1'5 tacitas de leche (105 gr.)
1 tacita de anís dulce (70 gr.)
1 huevo
1 sobre de levadura
500 gr. de harina
Aceite de girasol para freír
Azúcar para espolvorear
Preparación:
1. En un recipiente amplio batir bien el aceite, el azúcar y la leche. Agregar el anís y seguir batiendo.
2. Batir el huevo por separado antes de añadirlo a la mezcla y continuar mezclando. Incorporar la harina y la levadura poco a poco.
3. Acabar de amasar en una superficie enharinada hasta que la masa no se pegue a las manos. Dejar reposar la masa tapada con un paño durante media hora.
4. Formar las rosquillas. Hacer la forma (una bolita y presionar en el centro para hacer el agujero).
5. Freír en abundante aceite. Yo echo un litro de aceite en una olla y frío pocas a la vez (cuatro o cinco). ¿A qué temperatura? Hay que ir probando, en mi caso la óptima fue al 5 en mi placa de inducción.
6. Retirar a una fuente con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Espolvorear con azúcar por encima.
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